SUPER MUJERES SOLIDARIAS EN LA PRISIÓN DE EZKABA (1934/1945) ... 15 €

Josefina Gurendiáin, la "Resistida"
“Tejiendo redes. Mujeres solidarias con los presos del Fuerte de San Cristóbal (1934-1945)" publicado por el Gobierno de Navarra tras años de investigación de la pamplonesa Amaia Kowasch Velasco, recoge el testimonio de varias protagonistas valientes, muchas anónimas durante 80 años, que se convirtieron en el único calor de miles de presos del inhumano penal soterrado en la cumbre del monte Ezkaba, como fue la vecina de Olite/Erriberri Josefina Guerendiáin Caro, la “Resistida”, que en su biografía publicada en 1996 ya escribió sobre su comprometido socorro.
            Gerendiáin, que en la posguerra se casó con un olitense y en la localidad creció su familia, fue con 16 años una activa militante de la Casa del Pueblo de Pamplona/Iruña, donde colaboró en la difusión del periódico “Trabajadores”, órgano de los socialistas navarros durante la República, y ayudó a los presos políticos encarcelados en San Cristóbal y a sus familias, como otras mujeres de distinta ideología que aparecen en el libro ahora editado por el Gobierno de Navarra.
            Josefina Gerendiáin también fue detenida tras el golpe de estado de 1936 y en la prisión de Pamplona compartió espacio con, por ejemplo, Camino Oscoz, maestra socialista después asesinada y posiblemente arrojada a una sima. Gerendiáin, que contó su vida en el libro auto editado “Nacida en la Navarrería”, aparece, además, en el listado de mujeres presas que revela una anexo final de la publicación, en el que también queda registrado el ingreso de otras olitenses, como la viuda Demetria Andía Garbayo, Juana Casaus Baibo (Villamayor de Bares, Zaragoza)o Anita Chavarri Gárriz, arrestadas tras el alzamiento militar y que permanecieron encarceladas distinto tiempo.
            En “Tejiendo redes”, que aparece precisamente el año que se cumple el 80 aniversario de la fuga de Ezkaba, Amaia Kowasch Velasco visibiliza la interesante y cruda historia de un ramillete de mujeres que ayudaron a los presos de San Cristóbal, entre ellas su abuela.  Los testimonios también hablan otras mujeres (esposas de presos, hijas o familiares) y de lo difícil que fue para ellas trasladarse a Pamplona desde diferentes puntos de la península o encontrar sustento. Algunas afortunadas hallaron una impagable solidaridad femenina y el libro retrata interesantes biografías de protagonistas, ilustradas con fotos u objetos del más íntimo recuerdo cedidos por familiares. 

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