NUEVAS APORTACIONES A LA PRESENCIA DEL EUSKERA EN OLITE/ERRIBERRI ... 21 €

Portada del libro de Peio Monteano
En agosto de 1580 un arriero de Olite/Erriberri mató a un pastor salacenco cerca de Tiebas. Ambos discutieron porque el montañés, en euskera, le  dijo que entre los olitenses había hombres de bien “pero también hay ruines”. Palabras que, para su desgracia, el de Olite “entendió perfectamente y, ofendido, le propinó una puñalada ...”, según el proceso que se abrió en los tribunales y que ahora rescata el historiador y archivero Peio Monteano en un nuevo libro, “El iceberg navarro”, como prueba del bilingüismo en la localidad. El manual, que sale en la editorial Pamiela y ya está en la librería El Kiosko, se presenta estos días en la Feria del Libro.
El autor, a la izq, junto a Roldán Jimeno
            “Euskera y castellano en la Navarra del siglo XVI” es el subtítulo de una obra que aporta nuevos detalles sobre la importancia del idioma, más de la que hasta ahora se ha considerando, y su convivencia con el romance en las zonas meridionales con más fuerza de la que se ha contado, y no solo entre las clases sociales más humildes, sino también entre el funcionariado y la nobleza.
            El libro tiene varias páginas dedicadas a la zona. Dice, por ejemplo, que la situación lingüística de Tafalla y Olite fue similar, con habitantes de habla castellana que conviven con “importantes comunidades vascohablantes”. Recuerda el caso documentado del criado del señor de Ezpeleta que en 1574 dio un pregón en euskera en mitad de la Plaza olitense y fue multado por no acudir al alguacil municipal, o un el nuevo dato de que en la localidad compartían función dos pregoneros, “uno apellidado Cruzat para el castellano y un tal Macaya para el euskera”.
El estudio se remonta a la situación en el s XVI
            De la ingente cantidad de información que aporta el también empleado del Archivo General de Navarra, en lo referido a Olite/Erriberri, Peio Monteano escribe que en una fecha tan tardía como 1623 el cura Melchor de Suspirón fue autorizado por el obispo “para hacerse cargo de la comunidad vascohablante de Olite”.
            “El iceberg navarro” aborda, en general, una interesante investigación sobre las lenguas habladas en Navarra durante el siglo XVI. El autor destaca que el 80% de los navarros era euskaldun. “La mayoría de la población habla, pero nadie escribe” en euskera, situación solapada con un castellano “que emplean los pocos que saben escribir”. También subraya que Pamplona/Iruña era la ciudad con mayor número de vascohablantes, unos 10.000 en la época, por encima de, por ejemplo, Bilbao.

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